Realizado por: Bryan Viteri

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Conecel es más conocida con su nombre comercial Claro. Claro (Conecel S.A.) debió ser calificada como operador dominante hace varios años, con el propósito de impedir prácticas monopólicas, competencia desleal, acumulación de ganancias ilegales, y proteger al consumidor. Luego de constantes presiones de la CNT y Movistar, recién el 30 de julio del 2010, el Conatel declaró «operador dominante» a Claro. Varios estudios contratados en el sector coincidían respecto a las enormes ventajas de la empresa mexicana sobre las otras operadoras. «Si bien el mercado SMA ecuatoriano está compuesto por 3 operadoras, en términos prácticos es un duopolio bastante inequitativo, en el que Movistar (Otecel S.A.) no ha podido consolidarse en una empresa que ofrezca una suficiente presión competitiva a Conecel», sostiene el informe presentado por la Senatel.

Según el capítulo IV del Reglamento de Telecomunicaciones, «se considera como operador dominante al proveedor de servicios de telecomunicaciones, que haya tenido, al menos, el treinta por ciento de los ingresos brutos, de un servicio determinado, en el ejercicio económico inmediatamente anterior, o que, en forma efectiva, controle, directa o indirectamente, los precios en un mercado». Desde la declaratoria de operador dominante han transcurrido más de tres años y la realidad del mercado de telefonía móvil sigue matizada por una radical inequidad.

Declarar la dominancia de un operador permite crear una regulación asimétrica del mercado, lo cual puede repercutir en bienestar del consumidor, establecer planes tarifarios a costos inferiores, facilitar la interconexión, y el acceso a la infraestructura, entre otras. Por ejemplo, en el caso de Claro, si se disminuyen los cargos de interconexión, incluso si se reducen a cero (es decir los costos de conectarse entre un usuario de Claro con un usuario de otro operador móvil o viceversa), los costos de llamadas off-net (llamadas entre diferentes operadoras) de móvil a móvil disminuirán. Por lo cual era muy importante que el organismo regulador aplique las medidas regulatorias, como costos de interconexión asimétricos entre operadores móviles, medidos desde el operador dominante, o incluso costo cero por interconexión.

Han pasado cinco años de renegociados los contratos bajo advertencias de sanciones por prácticas monopólicas; tres años de la declaratoria de operador dominante a Claro-Conecel; dos años de aprobada la Ley Antimonopolio, y la respuesta de Pedro Páez, encargado de impedir los monopolios, deja inermes y atónitos a los usuarios: «no podemos hacer nada».

Referencia Bibliográfica:

COPPIANO, Gabriela. Análisis del estado actual de la telefonía móvil en el Ecuador y sugerencias en el ámbito regulador. 2008